sábado, 29 de agosto de 2009

¿Volvemos a los patacones?

Se dice que..."La culpa no es del chancho sino del que le da de comer".

Desde el advenimiento de la "era Kirchner", los gobernadores de la mayoría de las provincias, muchas veces en connivencia con legisladores nacionales, han seguido con obsecuencia las políticas del gobierno nacional, ya sea por su alineación al Frente para la Victoria o porque al estar en la oposición "les convenía" no mostrarse en disidencia porque de lo contrario se veían "castigados" y no recibían lo que por ley (coparticipación) les correspondía.

Ahora se ven las consecuencias de tan nefasto servilismo.

Algunos periodistas han planteado un interrogante: ¿las últimas medidas/acciones del gobierno significa que se están quemando las últimas naves antes de la pérdida del Congreso "con absoluta mayoría" (10 de diciembre) o por el contrario han fortalecido su posición frente a una fragmentada y dubitativa oposición?.

El tema es que el gobierno, pese a la derrota electoral de junio pasado, ha logrado mantener o ampliar la continuidad de disposiciones que estaban en discusión y eran "banderas" de crítica para los opositores: delegación de superpoderes, retenciones, distribución de fondos discrecionalmente, precisamente éste último ha afectado a las provincias, a tal punto que Juan Schiaretti, gobernador de Córdoba (otros gobernadores están en igual situación) advirtió a la presidenta que: "el incumplimiento del envío de los fondos retenidos por la Nación (372 millones de pesos) (tema aparte pero afin es la deuda de las provincias con el Estado) traería aparejado no sólo el pago de salarios fuera de término, sino que también obligaría a la provincia a declarar la emergencia económica".

La declaración de la emergencia económica permitiría a Córdoba tomar medidas excepcionales como reorganizar el pago a proveedores y las obligaciones por sentencias judiciales; pero también habilitaría la emisión de cuasimoneda, lo que nos retrotrae a uno de los momentos más lamentables en Argentina, los inicios de la crisis del 2001.

En síntesis, este es un tema más de falta de reponsabilidad, de idoneidad, de calidad institucional de la dirigencia política. Como siempre priman los intereses personales y partidarios.

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